
El desarrollo de la agricultura, en especial del tabaco, parecía imparable, llegando a conocerse a oídos de libaneses, palestinos, entre otros, y acaparar la anhelada producción agrícola de esta tierra. Luego, San Pedro se hace atractivo por el cultivo del algodón (llamado la Ciudad Blanca), de quien se tiene registros históricos que lo hacen mencionar en las principales páginas de economía agrícola colombiana.
Detrás de la bonanza algodonera y de tabaco se esconde una gran riqueza cultural, que quizás no es mencionada, como, por ejemplo, el establecimiento de personas de otros lugares del país trajo educación, arte, oficios, alimentos, artículos para el hogar, diversión, ocio, y una forma particular de vida, y desde luego todo esto condujo al mejoramiento de su comercio interno.

En un momento el desgaste de las tierras, el alto costo de los insumos y maquinarias hicieron del cultivo del algodón desde hace décadas una verdadera travesía para el agricultor y un verdadero riesgo su producción, trayendo entonces una crisis económica palpada en el municipio. Pero como dice el dicho, Dios tarda pero nunca olvida. Desde 1993 este espacio geográfico es bendecido por la presencia de gas natural en su subsuelo, tema que hace del municipio un atractivo imaginario para mitigar su pobreza e iniciar su modernización. Así mismo, como legado de la construcción socio-cultural aquí situada, encontramos un índice alto de profesionalización en sus habitantes, llegando a tener representaciones en el arte, técnicas y áreas del conocimiento en muchos otros lugares de Colombia y del mundo.