domingo, 17 de mayo de 2015

El sabio no dice todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice.


El maestro aristóteles no conoció de Jesucristo, ni de la nueva vida que proclama el Nuevo Testamento, La Santa Biblia, pero en sus frases demuestra que fue un hombre que analizó los problemas del hombre, en especial el error que éste comete continuamente al hablar o expresarse.

Es sin duda una frase que nos lleva a pensar en nuestra forma de ser, en nuestra forma de opinar, en lo ligero que somos al hablar, pudiendo quizás, omitir o esperar para hablar, para no quedar como inpertinente, mentiroso o peor aún ser despreciado por nuestra sociedad, o nuestra familia...
Es así que para llegar a sabio, hay que ser prudente para hablar, sabio entonces, no es aquel que hable más, sino, que hable cosas agradables, virtuosas, sanas, enrriqucedoras...
La tarea querido alumno será examinar: ¿qué cosas hablamos? y ¿qué cosas pensamos antes de hablar?....

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